lunes, 30 de marzo de 2009

Asumiendo un cuaderno perdido y tu prosa

Las miles de direcciones
Que surgían como mapa de mi ciudad
Como la calle de tu cuello
Como los lunares y tus ojos
Lunares de corales, dispersos y transparentes
Desde tu piel (si ni siquiera te he tocado)
Los ojos que son un libro de los más oscuros haikus
Una penumbra que reposaba en la plaza
Que fue temporal al pie de las catedrales
Y un relámpago oscurecido mientras esperabas
Apoyada en la columna de siempre.
Los filamentos de la música silban pequeños nudos
Insectos antológicos de un inicio incrédulo
Tretas en los crepúsculos de un cabello ondulado
Magma de mi generación (la del mismo instante, el mismo y la misma)
Que es la única prosa que le cree a mi cuerpo.

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