martes, 31 de marzo de 2009

Atestiguando sobre tu océano de espalda

Atisbos de una delgadez entre las sombras
Como saberte parte de las infancias
No puedo cerrar la parida sociedad de mis predecesores
Miradas de un apiñado eucalipto
En la fricción de los fluidos y mis sorderas en la tierra de nadie

Lugar es lo que queda, reflejos son los autoconsensuados
Juzgados como sumergidas parcialidades de mi cuerpo tras la materia inasible

Roedores en la segunda tierra de nadie, dos a la semana,
Un tris de guerra, una fotográfica forma de estancamiento
Viéndonos obligados a mantener como reducto de tus pies
La tubería mágica y real,
La delicadeza que se ajusta a todas las hojas
Mientras sean nuestras compañías después de las siete con treinta

(Ludo fóbicos que se encierran ante la camada de poemas puestos entre las cortezas, las aguas desbocadas, los asfaltos dignos de la melancolía húmeda de otras ranuras de llaves lloviznan-tez)

Antecedente: un casi con mis dudas, mis extremos contradichos
Una bicicleta descubierta en el interior de una “o”
Apunto de zarpar hacia donde los muros
Y pisapapeles
No encierren el (c)olor café de tus sentidos
Vocalizando los ecos como calor de un puerto, a veces mas subte que vivo

lunes, 30 de marzo de 2009

Asumiendo un cuaderno perdido y tu prosa

Las miles de direcciones
Que surgían como mapa de mi ciudad
Como la calle de tu cuello
Como los lunares y tus ojos
Lunares de corales, dispersos y transparentes
Desde tu piel (si ni siquiera te he tocado)
Los ojos que son un libro de los más oscuros haikus
Una penumbra que reposaba en la plaza
Que fue temporal al pie de las catedrales
Y un relámpago oscurecido mientras esperabas
Apoyada en la columna de siempre.
Los filamentos de la música silban pequeños nudos
Insectos antológicos de un inicio incrédulo
Tretas en los crepúsculos de un cabello ondulado
Magma de mi generación (la del mismo instante, el mismo y la misma)
Que es la única prosa que le cree a mi cuerpo.

Actualidades de un cuerpo parcial

Noche es azul guillotina de mis reuniones teatralizadas
Perú quiere respiro, alud de blogs de amigos, obligaciones
Como universitarios atados a los pasajes, a las prolongadas
Avenidas que se jactan en su burla
Contaminadas aulas con amnésicas lenguas

Terratenientes son las cucarachas al acabar mi mes
Hay Kafka para rato, arrastro mi mote pegadito
Mi corazón es ruina de los celestes mantos
Y solo se esmera en la cruda aviación de pieles y arenas
(Frescas, tenues, descalzas, acrónicas, irreverentes con el pasado)

Los patitas que llevaron la mediocridad a su nido de escaramuzas
Las crédulas apegadas a una religión de fugacidad
Decayeron en el malecón de mi vida, crujieron mis tímpanos con autos rojos
Con aromas mojados de verde, con fuerza de tierra cuarteada
Con labios secos, conmigo que no estuve, con inventarios de la hazaña
La de todo lunes nocturno…

Una capitanía demostrando que los perros vagabundos
Tienen el criterio de un alma en pena, pero tienen la fuerza revuelta
Como un lance de tripas corroídas

Los vergonzosos elogios que siempre detestaron a los diccionarios
Restituyeron la constitución de mi ser en el 2004…

El corcho aun recibe los apuntes de un gemido atrapado
Como letras difusas en Cortazar…

No hay más, una libreta negra tras los lentes caminantes del verano con ciudades perjudicadas en la fragmentación de tus vitrales

sábado, 14 de marzo de 2009

El torso desnudo de mi retorno (Cuando la revolución quiere gritar en mi ilusión)

Distancia tiene que llamarse tu reposo
Hondo en las orillas que otro hombre te ofrece,
Mi luz que son reflejos de tus ojos,
Mi luz que son ediciones limitadas de tu ser por épocas del año
Como sorrentos que fueron sustituyendo a las princesas
La única princesa de noviembre.
Mi propia luminosidad está en el ocaso de ser liberada por la fuerza de un amante y una amada, de un toro que enrosca sus cuernos al atardecer, a contraluz, sobre su propia frente.
Es su corazón que late fértil,
No el de ella,
Si un pan recién horneado que no puedo degustar, que acaba de escabullirse para siempre del cajón de añoranzas.
Quiero caminar aunque me pesen las rebeldías por buscar ráfagas de Atlántidas de ternura.
Los helados en Larcomar no se reeditaron para ser más nuestros, hay un escaso nombre que en ese entonces fue dulcemente galopante por mis salivas cursimente acomodadas
Pero los helados no fueron reeditados, ni fueron retornos tuyos y míos a una hija con regalo de flores, con rodillas y cofres, con realidad idílica, con tu forma de romper los peñascos de toda una infancia y llevarme a mirar tu cuerpo como mar y sus siluetas de silencio.

Alfil
De otro tablero
Mi única lucha restante
Es que otros saboreen
La ruptura de sus ideales
Que obtengan la revolución de vivir sus ideales
Y que mi escaso trozo de isla
(Con tu permiso, comandante)
(Con su permiso, seguidores más atentos que quien habla)
Sirva para refugio y prisión de mis ideales individualistas
Porque el ser un trineo flotante para los ideales de ustedes
No regocija sino el gusto en sí
(Y talvez, algún día, tú me invites un helado)
(Y quizá, a su tiempo, los sorrentos dejen de ser edición limitada, y tú, mi princesa de edición matutina e ilusión de un mismo poeta)

jueves, 5 de marzo de 2009

Entredichos de una visita

Las reflexiones previas a entrar al castillo eran una suerte de alegría que se procura el mejor destino, una preocupación cierta y combatible.

Las repeticiones cordiales
Dentro de tu esquina de sueños, tu ventanal hacia el reino
Eran propios de la corte e ingenuidades que silabeaban desesperanza.
El coágulo de los flirteos
Fueron aquella tarde una espada
Una alfombra granate
Un tratarte como creí, sentí, soñé, podías querer que te traten
Mis rodillas fueron lúcidas y crecieron a la misma lágrima
Mis rodillas no fueron de respeto, fueron de añoranza que había vencido la frontera
Mi lágrima era el universo que dejo oscurecido a todo lo que no éramos nosotros cuando grito de dolor sobre las escalas coloridas de la alfombra
Una vela frente a ti, quiso dejar el camino
Mis telas sueltas silbaron desnudez y tres palabras
No soy caballero digno de la libertad, he muerto y he sido feliz,
La flecha es cruel como la luna delgada y atraviesa mi espalda
Mi sangre eres tú
Añadiendo el silencio que esbozó tu primera sonrisa
Que se dilucido en la burla que arrancaba la flecha del mendigo.
En el prólogo de la torre
Aquella misma noche
La luna abrió el camino a tu certera sonrisa
Y voló de nuevo en la misma flecha, atravesando tu pecho
Tu propio pecho cayó en el lecho de los cielos
Y estando ocultos de todos
Por fin, nos conocimos.

Alfiler de la luna para la reina

Cristales que nos quieren llegar a pertenecer como ventanas sueltas a la fuga de los tambores crecientes
Sastres nuevos para la casi nación de los viejos ballets que surcaban la cuadra de mi infancia
Hay en todos los clásicos esa tela entretejida de asteriscos y dulces puntos suspensivos
No recuerdo si ayer me hallé en el mar con sus tonalidades oscuramente piadosas, pulcras de la arena invernal a la hora de las ventiscas, las gaviotas desapareciendo, los riscos enfurecidos con los tritones que apagaban sus bullicios, bufeos profundos en titubeos con las corrientes para otras épocas
Los ballets, los ballets, tanto como los patines, los refugios de un árbol tanto como un balcón con caracolas, los finales como solo saben ser ellos
Otra vez un alfiler que saltaba hacia el campo de batalla, un ajedrez de agónicos movimientos, tantas reinas como tú, y solo tú para él otra vez
Porque aunque las prendas se debiliten tras la hazaña, tus viejos harapos serán glorificados, ocultos, desenterrados y navegaran sin saber la verdad de aquel alfiler de la luna
Como dejando de lado al verdadero rebelde que extendió su reinado hasta el roce con la seda de su amada, una vestimenta digna de todos sus rumbosOcaso, se mantuvo distante, latente, mientras, después de la corona, la reina despidió a la pareja de sedas y luna desde su playa, por segunda vez infante.

lunes, 2 de marzo de 2009

Lucha entre los dragones de mayo

Las tuberías de la casa añeja retumban
La moneda intenta rodar, rrrooodddaaarrr
Como mi lengua casi llorosa, osada sobre la miel de la lluvia.
Un violín quebrando hisopos con el dolor de mi almohada.
Hoy, la ausencia, no halla ESCONDITES
TÚ, alma de hada, ten ALMOHADAs
Las que puedan armar la guerra entre los dragones de mayo
Para rescatar a las damiselas de febrero,
Las que puedan prometer 3´s de la madrugada
Sin restarle libertad a los oleajes de tus cabellos,
Las que intenten mirar por el agujero de la puerta con una de sus plumas
Queriendo ser música descubridora y aventurera.
Adoro, en forma de estreno cinéfilo, a partir del jueves
Todas las mañanitas menguantes,
Todos mis pre-textos que pueden parir en sus territorios
Cuando el país de los sentidos es solo mío
Sin risas, sin ladridos, sin fotos ni palabras
Contigo y sin ti, con camarotes entre telarañas, con Brahms y Vivaldi gimiendo desde sus instrumentos.
El cementerio de las dudas es llamado benevolencia,
Marzo inquietante como el final estadio de un estupefaciente,
Símbolos cóncavos para fotografías de la noche
En avenidas con pétalos ausentes, con pendientes bruscas de antecedentes casi amorosos.

La edad del sol

Es probable que olvide el color de tu lunar
Es probable que nunca me llegue a quejar porque decidiste existir
Es, y sencillamente es, tu ardiente chimenea donde
Por la sed de los aviones de papel,
Las cartas, confesiones y futuros echaron vuelo entre cenizas.
Me da igual que sientas o que no
Me atraviesa el reflejo del recuerdo, soy solo yo, un intento de soledad liberada.
Tus labios y mis cegueras para huir
Salir
Mis labios, encarcelados a no moverse, a no tentarse, a no retomar
El instante de sus 2 por 2, de sus 5 por 4, de su espiral meditabunda con puerto de pescadores.
Soledad, vuélveme tu soldado y tu mano derecha, hazme luchar
Soledad, entiérrame en tu reino, hazme escapar mientras se pueda
Soledad, tan sólida y virgen
Sol iluminando, edad de estar solo
Entre los pies, las huellas y todo lo que nos persiga, seré yo un sigiloso compañero, decidido a ser tu pedacito inexistente del paisaje.