sábado, 28 de febrero de 2009

Despedida (y a la vez encuentro) con febrero

Necesito el tiempo de recordar
De andar por las calles que casi me vieron renacer,
Tildar de esperanzados los cielos tras la lluvia
Es un aletargo hasta que llegue la luna.
La poesía era solo un canto envolvente
Un tanteo cercano al susurro que se escabullía hacia ti,
La poesía era mi modo de mirarte y aprehenderte
Sin testigos y sin rehenes
Sin abismos, sin fortunas inciertas, sin disfraces.
La poesía no se quedaba de pie,
Ella caminaba tu melodía
Ella era mientras tú eras.
Pero no estaba la poesía y tú en soledad
Estaba también tu caricia y tu cuerpo
Se hallaban en mi cuerpo y mi caricia.
Un tentempié para la tarde, una rebeldía cantante
Un café estrujado al silencio
Que ofrecían, incesantes, las flores, el rocío, la profundidad del día.
Los que transitaban, no nos existían
Los que miraban, tardíos, quedaban tras las enredaderas
Los que hablaban, de incógnitos, se sumergían en los pantanos del ayer
Los que éramos nosotros, nos rehusábamos a ser parte,
Y volvíamos, a cada encuentro, por todos los recuentos,
Volvíamos al cuento, que tenía, una pagina mas
Un cristal ineludible.

jueves, 26 de febrero de 2009

Cuerpos en el azulejo rincón de una noche (sin promesas)

Carismática lectura de los abrazos grises que se sublevan al compás arrítmico de las hojas sobre el viento.
Vertientes que de alguna manera han pasado a llamarse surrealistas del sur real en el pasado que les fue causa
Almíbares de los bordes de una copa que rodó desde tus labios al final de la fiesta en un acertijo solitario en la pista de baile sorprendentemente en pié
Una semilla volátil se estrecha al camino tras el taxi zumbante en una ranura abierta del empedrado de la calle, pero volviendo al taxi ya no te encontré tan solo firme tu mano sobre la mía escapándose por los escarpados movimientos de la noche
Mi casa apestará al humo de cicatrices, actrices y trizas de hojas
Apestará sobre el humo una dulce carne que no hiere mas que en su esclavitud al horizonte un fragmento del fragmento de lo que algunas veces llamamos nuestro
Corpulentos saúcos que tejieron un anonimato al jardín hoy se desvelan ante los gritos ahogados que no enmohecieron las ventanas que hasta ahora alzan un altar a su nombre
Terruños ojerosos que condescendientes a los brillos parpadeantes se estrujaron como paginas delincuentes a la sutil luna nubosa y de un mes inexistente
Turbado todo lo que quedaba del día pedimos clemencia en el rozar de su cuello.

viernes, 20 de febrero de 2009

Princesa, cuando nunca te fuiste

Hoy, entre el inmenso susurro, vuelves
Eres mi princesa del 20 de febrero.
Que feliz que fui con ella
Fue mi sueño entero, fue mi sueño de niño
El sueño puro de un niño y que perdura toda la vida.
Es la princesa...
Y no digo era...
Porque sigues siéndolo, volando por mi castillo
Transitando por los pasadizos y habitaciones
Hasta reencontrarnos entre recuerdos
Hasta vernos en nuestros besos.
Porque tus sonrisas me siguen retumbando por dentro
Porque en cuanto volviste mi pluma quiso ser tuya
Y trazar tu rostro, tu sonrisa, tus cabellos, tus poemas
(Las veces que tu quieras).
Encarcelado y vigilado
Entre mis esclavitudes innecesarias
Tuve que respirar profundo
Y sentir que mi cuerpo entero estaba temblando de emoción
Y la danza de las mariposas no pudo
Ir y venir por todo mi mundo.
Tu presencia luce las galas de todos los tiempos
Yo, tu peón de siempre, añora el tiempo de los senderos cursis
Pero en este momento no eres princesa,
No eres princesa porque tu rey te hizo reina, y no fui yo.
Yo, tu simple peón, enfrentará a toda la realeza que tenga por delante
Y sus únicas palabras y armas son las que nacen
En su alma de poeta
Y un corazón, el mío, se siente perdido entre tanto júbilo
Que tus ojos miel contagiaron en mis ojos de esperanza.