lunes, 14 de abril de 2008

Urge verte

La luna vuelve a tener piel, mecerse en esos roces que al fin tienen por esperanza la dulzura, el abrazo, eterno como el árbol de cualquier jardín de niñez. Íbamos creciendo, sin saber porque, sin tener, sin ver, sin oler, sin muerte, y aun no conocíamos nada. Pero la colisión de dos mundos, los restos hechos meteoritos iban a llover al amor como un sin nombre, sin tiempo, sin etcétera por recorrer; era cruda la lluvia fértil, era densa la gotera que nos iba absorbiendo, viéndonos sin sustituir nuestro ojos, escudriñando el ultimo filamento vivo de tu pupila, careciendo de alas si dejas hueca mi hoja. Eres abrazo, eres tan mía como yo soy tuyo, de pronto es un solo cuerpo que agregar puntos suspensivos e intercambia sus vibraciones cerebrales, sus flujos sanguíneos, nuevos, alcanzando todo el horizonte. Quimera sin fin, rétame al gran juego, anudemos nuestras almas bajo el capullo constante de una oruga.

1 comentario:

Paolo dijo...

Íbamos creciendo, sin saber porque, sin tener, sin ver, sin oler, sin muerte, y aun no conocíamos nada. =D