sábado, 18 de abril de 2009

Durante el vacío gris de mi locura

Te dejo lo que es la desnudez sobre el hemisferio de los sueños
Te pregono la faz de la luna
Si entre las alturas de lo anochecido
Te dedicas a hacer heridas en mi cuello
En el brindis de los ojos
De las bufandas que acaloran el vacío
De la alfombra, de la chimenea, de la casa
Solitaria
De la taza, del cigarro, de la cuadra
En silencio

Trepado en la hamaca de siempre aparece frente a mí el mismo duende que aplaca la locura y me escupe a la calle

Gris, como los ropones de un camaleón citadino
Gris, como mis prendas neutras, refunfuñando a la luz de los basurales, de los sacos de un transeunte que conoce la intimidad del mundo
No eres gris, pero tus mejillas dejaron de ser rojizas
El si fue gris, mientra la batalla engañó con sus opuestos
Gris el giro de la cometa…

No es que reste mucho por aquí, pero no se debe ir hacia donde fui.
Un territorio del engaño, un copo de polvo
Un vértice de la modulación de la mente
Las ánimas que fluctúan más que los seres.

No sé si ya me libré de la penumbra
No logro estar seguro de si ya te puedo ver ocultar tus ojos y levantar la marea
Intentos nada más sobre la humareda
(Se incendia el día con cada placer)

La marioneta si quiere un cabello a colores
Quiere soñar con estrategias de Benedetti
Un tentempié al día
Una guarida a la noche
Una aventura en compañía

Gris, en el fondo no es un sentimiento
Gris soy yo cuando soy yo
Gris calmo y embriagado sobre la esquina de la hoja
Un anzuelo y un corcho…
Que buscaran la vida y enfrascaran
La brusca quimera del pasado

La utopía que en si misma habita
Puede sobrevivir en sus multicolores fauces
Solo falta arrastrarla a la cama y con buena suerte que todo quede encerrado en un haiku.

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