martes, 27 de mayo de 2008

La noche balanceada

Cuando mi cuerpo asistía a mi niñez aún tradicional, de trámite y alegre, no era capaz de quedarse más de un día despierto, salvo en las primeras fiestas de año nuevo en que uno se aferra al ejemplo de los mayores. Pero hoy es diferente, ya tengo 18 años, supuestamente estudio y pase de domingo para lunes como si nada, sin el abrir y cerrar de ojos.

En teoría hay muchas lecturas por delante y tenía serias intenciones de avanzar un poco, pero es fácil arrancarme la seriedad, y más todavía cuando tengo ganas de perderla. La historia de unos cuantos españoles en 1533 no era de mi agrado para esta noche, talvez nada era de mi agrado en esta noche, sólo el hecho de tirarme en mi cama, con pequeños y antiguos poemas, podía satisfacer las horas en que el cuerpo adquiría una rotunda negación de irse a dormir.

La lámpara permanecía encendida toda la noche, se incitaba, abofeteaba, daba de beber agua sin salida, penetraba la oscuridad de la media luna en un barrio que abandonare el sábado. Quisiera seguir llorando, saber que soy mucho menos que hace unos años me desgarra lentamente, no es solo transito por mis ideas, ahora ya es un hecho. Estoy cayendo, y mi sonrisa próximamente se paralizara como la ironía. A nadie le deseo vivir sin el despertar continuo, mi cuerpo, mis aromas en la memoria, los paisajes del caminante, caen en el cesto de la ropa, hoy estaban muy sucios, y ayer, y lentamente fueron enlodados por meses sin darme cuenta, ahora solo quiero saber como juega el futuro.

Hay una gatita, hay un ovillo de lana, y el hilo comienza con el cordón umbilical, y la vida se va paseando según como empujen y jueguen las patitas tiernas con una bola que suelta hilos de diversos colores en sus diferentes tramos, y se enreda, y cae por las escaleras, y se atraca, y la gatita deja de jugar con el ovillo, y la gatita vuelve un día, y otras veces se pierde todo, y volvemos por un mismo camino, y fin, y comienzo.

Comenzó a amanecer, un sol y una luna que no rozan mi habitación, perdidumbre.

1 comentario:

Franz dijo...

Es muy buena la manera en cómo te expresas, con mucha sinceridad...Es cierto, a muchos nos sucede que estamos en el despertar contínuo y tenemos miedo de saber que ya somos diferentes. Saludos

Francis