Cristal con sus reflejos y un jardín tranquilo
La mecedora cruje como la casa
Y todos sus maderos en apretones de mayo
El café se va desesperado
Se guarda solo en la despensa
Me deja la sala infinita para mí
La taza tiembla
Comienza Tiersen desde el cuarto de al lado
Sufre el lago de la memoria
La piedra en su fondo
Foso, el paseo de ángeles y diablos
Siete
Más de la misma casa
La cucharita en la alfombra
Transita un pájaro, la hoja se deshoja
Pulsada ascendente
La taza vacía
Quedan meses y ya comenzó el desenfreno
Turbia cascada, miel de tus ojos en las grietas de la calle
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